miércoles, julio 25, 2007

Varios Autores.

José Batres Montúfar


(1809-1844)

Yo pienso en ti
Yo pienso en ti, tú vives en mi mente,


sola, fija, sin tregua, a toda hora,aunque


tal vez el rostro indiferenteno deje


reflejar sobre mi frentela llama que en


silencio me devora.



En mi lóbrega y yerta fantasía brilla tu


imagen apacible y pura,como el rayo de


la luz que el sol envíaa través de una bóveda


sombríaal roto mármol de una sepultura.



Callado, inerte, en estupor profundo,mi


corazón se embarga y se enajena,y allá


en su centro vibra moribundocuando


entre el vano estrépito del mundo la


melodía de su nombre suena.



Sin lucha, sin afán y sin lamento,sin agitarme,


en ciego frenesí,sin proferir un sólo, un leve


acento,las largas horas de la noche cuentoy


pienso en ti!




Gustavo Adolfo Bécquer


(1836-1870



Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón


sus nidos a colgar,y otra vez con el ala a sus


cristalesjugando llamarán.



Pero aquellas que el vuelo frenaban tu


hermosura y mi dicha al contemplar;


aquellas que aprendieron


nuestros nombres,ésas ... ¡no volverán!



Volverán las tupidas madre selvas de


tu jardín las tapias a escalar,y otra vez


a la tarde, aún más hermosas,sus flores


se abrirán.



Pero aquellas cuajadas de rocío cuyas gotas


mirábamos temblar y caer como lágrimas


del día...ésas ... ¡no volverán!



Volverán del amor en tus oídos las palabras


ardientes a sonar;tu corazón, de sus profundo


sueño tal vez despertará.



Pero mudo y absorto y de rodillas como se


adora a Dios ante su altar,como yo te he querido...


desengáñateasí ... ¡no te querrán!






Guillermo Blest Gana


(1829-1905)

Si a veces silencioso y pensativo a tu lado


me ves, querida mía,es porque hallo en tus


ojos la armoníade un lenguaje tan dulce y


expresivo.



Y eres tan mía entonces, que me privo


hasta de oír tu voz, porque creeríaque


rompiendo el silencio desuníami ser del


tuyo, cuando en tu alma vivo.



¡Y estás tan bella, mi placer es tanto,


es tan completo cuando así te miro,siento


en mi corazón tan dulce en tanto, que me


parece, a veces,, que en ti admiro una


visión celeste, un sueño santoque va a


desvanecerse si respiro!.



José Martí


(1853-1895)

Árbol de mi alma


(Fragmento)



Como un ave que cruza el aire claro,


siento hacia mi venir tu pensamiento


y acá en mi corazón hacer su nido.



Ábrase el alma en flor; tiemblan sus


ramascomo los labios frescos de un


mancebo en su primer abrazo a la


hermosura;cuchichean las hojas; tal


parecenlenguaraces obreras y


envidiosas, a la doncella de casa rica


en preparar el tálamo ocupadas.



Ancho es mi corazón, y es todo tuyo.


Todo lo triste cabe en él, y todo cuanto


en el mundo llora, y sufre, y muere!


De hojas secas, y polvo, derruidasramas;


lo limpio; bruño con cuidadocada hoja, y


en los tallos; de las floreslos gusanos y el


pétalo comidoseparo; creo el césped en


contornoy a recibirte, oh pájaro sin mancha,


apresto el corazón enajenado!






Rubén Darío


(1867-1916)
Mía



Mía: así te llamas.¿Qué más armonía?


Mía: la luz del día;Mía: rosas, llamas.


¡Qué aromas derramasen el alma mía


si sé que me amas,oh Mía!, ¡oh Mía!



Tu sexo fundistecon mi sexo fuerte,


fundiendo dos bronces.Yo, triste; tú triste...


¿No has de ser, entonces,Mía hasta la muerte?



Joaquín Dicenta


(1862-1917)
Lujuria



Cuando murmuras con nervio acento tu cuerpo


hermoso que a mi cuerpo toca y recojo en los


besos de tu bocalas abrasadas ondas de tu aliento.



Cuando más que ceñir, romper intensouna frase


de amor que amor provocay a mí te estrechas


delirante y loca,todo mi ser estremecido siento.



Ni gloria, ni poder, ni oro, ni fama,quiero entonces,


mujer.


Tu eres mi vida,ésta y la otra si hay otra; y sólo


ansíogozar tu cuerpo, que a gozar me llama,


¡ver tu carne a mi carne confundiday oír tu


beso respondiendo al mío!...






Miguel de Unamuno


(1864-1936)



Sed de tus ojos en la mar me gana...



Sed de tus ojos en la mar me gana;hay en ellos


también olas de espuma,rayo de cielo que se


anega en brumaal rompérsele el sueño, de mañana.



Dulce contento de la vida mana del lago de tus ojos;


si me abrumami sino de luchas, de ellos rezumalumbre


que al cielo con la tierra hermana.



Voy al destierro del desierto oscuro,lejos de tu mirada


redentora,que es hogar de mi hogar sereno y puro.
Voy a esperar de mi destino la hora;voy acaso a morir


a pie del muroque ciñe al campo que mi patria implora.



Manuel Ugarte


(1878-1951)
El beso



A veces nuestros labios, como locas mariposas de amor,


se perseguían;los tuyos de los míos siempre huían,


y siempre se juntaban nuestras bocas.



Los míos murmuraban: -¡Me provocas!Los tuyos:


-¡Me amedrentas!, respondían;y aunque siempre


a la fuga se atenían,las veces que fugaron fueron pocas.



Recuerdo que, una tarde, la querellaen el jardín,


llevando hasta el exceso,quisiste huir, mas, por


mi buena estrella,en una rosa el faldellín fue preso,


y que, después, besé, la rosa aquella,por haberme


ayudado a darte un beso.



Enrique de Mesa


(1878-1929)
Erótica



Cayó sobre tu espalda la llama de tu pelo


quemó la blancura su ondulación de fuego.
Entre los áureos rizos,por el amor deshecho,


yo vi calientes, húmedos,brillar tus ojos negros.



Sin desmayas, erguidos,redondos, duros, tersos,


temblaron los montonesde nieve de tus pechos.



Y de amor encendida,estremecido del cuerpo,


con amorosa saviasus rosas florecieron.



El clavel de tus labiosbrindaba miel de besos


y fue mi boca ardienteabeja de sus pétalos.



De la crujiente seda,que resbalara al suelo,emergió


su blancuratu contorno supremo.



Y al impulso movidode ardoroso deseo,se cimbró


entre mis brazosy quedó prisionero.
Me abrasaban tus ojos,me quemaba tu aliento,y


apagó las palabrasel rumor de los besos...


Dulce María Loynaz
Si me quieres, quiéreme entera
Si me quieres, quiéreme entera,


no por zonas de luz o sombra...Si me quieres,


quiéreme negra y blanca, Y gris, verde,


y rubia,y morena...Quiéreme día,quiéreme noche...


¡Y madrugada en la ventana abierta!...
Si me quieres, no me recortes:¡Quiéreme toda...


O no me quieras!




Jaime Sabines



Te quiero a las diez de la mañana



Te quiero a las diez de la mañana, y a las once,


y a las doce del día.


Te quiero con toda mi alma ycon todo mi cuerpo,


a veces, en lastardes de lluvia.



Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me


pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la


comida o en el trabajo diario, o en las diversiones


que no tienes, me pongo a odiarte sordamente,


con la mitad del odio que guardo para mí.



Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos


y siento que estás hecha para mí, que de algún modo


me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos


me convencen de ello, y que no hay otro lugar endonde


yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tucuerpo.



Tu vienes toda entera a mi encuentro, ylos dos


desaparecemos un instante, nos metemosen la


boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre


o sueño.



Todos los días te quiero y te odio irremediablemente.


Y hay días también, hay horas, en que note conozco,


en que me eres ajena como la mujerde otro,


Me preocupan los hombres, me preocupoyo,


me distraen mis penas.


Es probable que no pienseen ti durante mucho tiempo.


Ya ves


¿Quiénpodría quererte menos que yo amor mío?




Jaime Sabines



No es que muera de amor...



No es que muera de amor, muero de ti.


Muero de ti, amor, de amor de ti,


de urgencia mía de mi piel de ti,


de mi alma de ti y de mi boca


y del insoportable que yo soy sin ti.



Muero de ti y de mí, muero de ambos,


de nosotros, de ese,desgarrado, partido,


me muero, te muero, lo morimos.



Morimos en mi cuarto en que estoy sólo,


en mi cama en que faltas,en la calle donde


mi brazo va vacío,en el cine y los parques,


los tranvías,los lugares donde mi hombro


acostumbra tu cabezay mi mano tu mano


y todo yo te sé como yo mismo.



Morimos en el sitio que le he prestado al


aire para que estés fuera de mí,y en el lugar


en el que el aire se acabacuando te echo mi


piel encimay nos conocemos en nosotros,


separados del mundo,dichosa, penetrada,


y cierto, interminable.



Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos


entre los dos, ahora, separados,del uno al otro


diariamente,cayéndonos en múltiples estatuas,


en gestos que nos vemos,en nuestras manos


que nos necesitan.



Nos morimos, amor, muero en tu vientre


que no muerdo ni beso,en tus muslos dulcísimos


y vivos,en tu carne sin fin, muero de máscaras,de


triángulos obscuros e incesantes.


Me muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,de nuestra


muerte, amor, muero, morimos.



En el pozo de amor a todas horas,inconsolable,


a gritos,dentro de mí, quiero decir, te llamo,te


llaman los que nacen, los que vienende atrás,


de ti, los que a ti llegan.Nos morimos, amor,


y nada hacemossino morirnos más, hora tras


hora,y escribirnos y hablarnos y morirnos.





Raquel Garzón



No me culpes:


vi luz en tu alma y entré...


Es cierto,no toqué timbre.no golpeé.


Supuse que esperabas mi llegada.


Lo siento.


Si prejuzgué,fue sin mala intención,


debes creerlo,


Como sea, estoy aquí:


prepárate.

1 comentario:

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